martes, 30 de noviembre de 2010

LOS NIÑOS QUE PLANTABAN ÁRBOLES



Érase una vez, en la parte central del cuadrante noroccidental de la provincia de Ciudad Real, en un pueblo llamado Piedrabuena, vivían un grupo de niños y niñas, muy felices y contentos, porque todos los días iban al colegio con sus amiguitos a jugar y a aprender muchas cosas chulis. Estaban encantadísimos hasta que un día recibieron una carta de un pastor de la Provenza francesa, pidiéndoles que por favor le ayudaran a cumplir su sueño,¡que era nada más y menos! que repoblar de árboles las zonas áridas y estériles del planeta porque cada día el hombre destruía más y más árboles, más y más bosques, y si todo seguía así, nos íbamos a quedar sin ninguno y los hijos de los hijos de los hijos, tal vez no los verían nunca jamás. ¡Qué pena que esas plantas tan importantes y tan maravillosas llamadas árboles tengan que desaparer porque los hombres nos hemos encargado de ello!.

Se sentaron en la asamblea tristes, pensativos y meditabundos. Hablaron y hablaron hasta que decidieron ponerse en contacto con el agente forestal del pueblo, para pedirle muchas bellotas y hacer como el pastor francés, que él solito plantó miles de árboles. Este pastor elegía las bellotas de roble más sanas y las iba sembrando con mucho cuidado por el monte y así consiguió que en unos años donde antes no había nada más que lavanda silvestre ahora hubiera un bosque de hermosos robles.

Así hicieron y Paco, el agente forestal les trajo una mañana muchas bellotas de quejigo, de roble y de encina. Las repartieron por las clases de la Vaca Paca, la clase de la Tortuga Botarruga y la clase del Hipopótamos gracioso y fuerte.Los niños y niñas, escribieron una nota a sus padres para que trajeran al cole un botella de plástico o algo similar con agujeros en el fondo y llenas de tierra, que les sirviera de maceta, para que ellos las plantaran y cuidaran en un principio en el cole, y al acabar el curso las podrían sembrar en el campo del pueblo o en algún sitio especial donde poder cuidarlas. Así estas bellotas podrán crecer y hacerse árboles muy grandes y muy importantes para nuestro pueblo y nuestros hijos.

¡Qué contentos estaban todos los niños de infantil! porque habían encontrado una solución muy buena y que además les iba a convertir en PLANTABOSQUES y colorín colorado este cuento se ha acabado...

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